A veces me sorprendo cuando observo a Baco y me doy cuenta de la rapidez con la que engorda y crece. Ese prácticamente kilogramo de pienso que se come al día va dando sus frutos.
Baco es genial. Es travieso y terco, pero cariñoso y protector. Sé que Baco nunca me abandonará. Sé que daría su vida por mí, porque Baco no le tiene miedo a nada. Es el mejor perro del mundo.